viernes, 24 de abril de 2009

Reflexiones sobre el Triduo Pascual-Semana Santa 2009


Hermanos: Como os prometí, aquì os subo las reflexiones que utilizamos durante Semana Santa en Veracruz. Os reitero que aunque ya estamos de fiesta por la Resurreción de Cristo, os entrego las reflexiones de días anteriores para que tengan el boletín completo.



9 de Abril/ 20009

Jueves Santo: Instituciòn de la Eucaristía y del Sacerdocio

Queridos Hermanos:

Con el Jueves Santo iniciamos el Triduo Pascual, de manera que vivimos con mucha devoción las últimas horas de Cristo en la Tierra antes de que se entregase por nosotros. Se conoce como Triduo Pascual a los tres días en que los católicos celebran la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Comprende el tiempo desde la tarde del Jueves Santo , hasta la tarde del Domingo de Pascua. Es el corazón del año liturgico. (ver enlace de Wikipedia)

Durante el Jueves Santo, la Liturgia de la Iglesia recuerda la Institución de la Eucaristía, así como también va estrechamente ligada a ésta la Institución del Sacerdocio. No debemos olvidar que cada Domingo aparte de asistir a Misa, debemos estar dispuestos a compartir nuestra vida con Dios mediante la Eucaristía, que es el alimento que nos da fuerzas para vivir toda una semana mientras esperamos ansiosos volver a comulgar con el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Por tanto, el Jueves Santo de manera especial conmemoramos el Día en que Cristo quiso quedarse presente con nosotros mediante las especias del pan y del vino hasta el Día de su venida definitiva. Recordamos esta celebración como la última cena, con las palabras del Evangelista Mateo:
“El primer día de los Ázimos, los discípulos se le acercaron a Jesús y le dijeron: ¿ Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua? El les dijo: Id a la ciudad, a casa de Fulano y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca, en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos. Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado y prepararon la Pascua. Al atardecer, se puso a la mesa con los doce. Y mientras comían dijo: Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará. Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: ¿Acaso soy yo, Señor? El respondió: El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ese me entregará. El Hijo del hombre se va, cómo está escrito de él, pero ¡Ay de aquel por quien el hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido! Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: ¿Soy acaso yo, Rabbí? Dícele: Si, tu lo has dicho. Mientras estaban comiendo, tomó pan Jesús y lo bendijo, lo partió, y dándoselo a sus discípulos, dijo: Tomad. Comed, éste es mi cuerpo. Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: Bebed de ella todos, porque ésta es mi Sangre de la Alianza que es derramada por muchos para perdón de los pecados. Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros de nuevo en el Reino de mi Padre. Y cantados los himnos, salieron al Monte de los Olivos.”
San mateo 26: 17-30
(ver enlace de the work of god)

La liturgia del Jueves Santo es riquísima de contenido. Es el día grande de la institución de la Sagrada Eucaristía, don del Cielo para los hombres; el día de la institución del sacerdocio, nuevo regalo divino que asegura la presencia real y actual del Sacrificio del Calvario en todos los tiempos y lugares, haciendo posible que nos apropiemos de sus frutos.Se acercaba el momento en el que Jesús iba a ofrecer su vida por los hombres. Tan grande era su amor, que en su Sabiduría infinita encontró el modo de irse y de quedarse, al mismo tiempo. San Josemaría Escrivá, al considerar el comportamiento de los que se ven obligados a dejar su familia y su casa, para ganar el sustento en otra parte, comenta que el amor del hombre recurre a un símbolo: los que se despiden se cambian un recuerdo, quizá una fotografía... Jesucristo, Perfecto Dios y Perfecto Hombre, no deja un símbolo, sino la realidad: se queda Él mismo. Irá al Padre, pero permanecerá con los hombres. Bajo las especies del pan y del vino está Él, realmente presente: con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad.¿Cómo corresponderemos a ese amor inmenso? Asistiendo con fe y devoción a la Santa Misa, memorial vivo y actual del Sacrificio del Calvario. Preparándonos muy bien para comulgar, con el alma bien limpia. Visitando con frecuencia a Jesús oculto en el Sagrario.

Conmemoramos también la Institución del Sacerdocio. Es un buen momento para rezar por el Papa, por los Obispos, por los sacerdotes, y para rogar que haya muchas vocaciones en el mundo entero. Lo pediremos mejor en la medida en que tengamos más trato con ese Jesús nuestro, que ha instituido la Eucaristía y el Sacerdocio. Vamos a decir, con total sinceridad, lo que repetía San Josemaría Escrivá: Señor, pon en mi corazón el amor con que quieres que te ame. (extracto del enlace del opus dei)

Por tanto hermanos, tratemos de vivir este Jueves con devoción y participando fielmente tanto de la Misa Crismal como de la Misa Vespertina, celebraciones de nuestra Santa Madre Iglesia y que desarrollaremos a continuación para que tengaís presente qué se celebra en cada Misa, de qué partes consta cada una y cómo debemos participar correctamente de ellas. Empecemos con la Misa que se celebra en la mañana, la Misa Crismal.

MISA CRISMAL
El rito de la consagración del crisma y la bendición de los óleos fue creciendo con el curso de los siglos, desde sencillos comienzos hasta su actual volumen. Primitivamente se bendecían simplemente los óleos, donde había necesidad, antes de la celebración del sacramento, y era el ministro del sacramento quien tenía el poder de bendecirlo. El óleo de los enfermos era bendecido por el sacerdote, mientras que el óleo de los exorcismos (óleo santo u óleo de los catecúmenos) y el óleo del Santo Crisma estaban reservados al Obispo.
El óleo de los exorcismos u óleo de los catecúmenos: Con este óleo se extiende el efecto de los exorcismos, pues los bautizados reciben la fuerza para que puedan renunciar al diablo y al pecado, antes de que se acerquen a la fuente bautismal.
El óleo de los enfermos, cuyo uso atestigua el apóstol Santiago, remedia las dolencias del alma y del cuerpo de los enfermos, para que puedan soportar y vencer con fortaleza el mal y conseguir el perdón de los pecados; como su nombre lo indica, se utiliza para la unción de los enfermos, aquí cabría hacer notar que la unción se da a las personas enfermas o a aquellas que en corto tiempo padecerán alguna cirugía mayor, por lo que debemos hacer conciencia de que este sacramento, la unción de los enfermos, se da precisamente a los enfermos y no a los moribundos.
El Santo Crisma, se utiliza en los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el Orden Sacerdotal, así como en la Consagración de una Iglesia o Altar. La liturgia ha extendido su uso más allá del Antiguo Testamento, con el que eran ungidos los reyes, sacerdotes y profetas, ya que ellos prefiguraban a Cristo, cuyo nombre precisamente significa Ungido del Señor. Del mismo modo los cristianos, incorporados por el Bautismo en el misterio pascual de Cristo, han muerto y resucitado con El, participan de su sacerdocio real y profético, y reciben por la confirmación la unción espiritual del Espíritu Santo.
En esta misa crismal se desarrolla también la renovación de las promesas sacerdotales, ya que desde tiempo muy antiguo, fue uniéndose gradualmente esta celebración crismal a la unión del presbiterio con su obispo, ya que así podrían los sacerdotes estar de vuelta a sus lugares de origen
para la celebración pascual de la Vigilia. Por último el Obispo invita al pueblo presente a orar tanto por los sacerdotes como por él mismo para llevar a buen término su ministerio episcopal y sacerdotal y sean así imagen viva de Cristo Sacerdote, Buen Pastor, Maestro y Siervo de todos. (ver enlace de geocities)

La segunda Misa del Día es la Vespertina y, como veremos a continuación se conmemora en diferentes actos.

MISA VESPERTINA

El Jueves Santo es, uno de los tres Jueves del año que "relucen mas que el sol". En este día celebramos, por la tarde, la misa en la cual conmemoramos 3 acontecimientos, de gran trascendencia para la vida de todo cristiano; la institución de la Sagrada Eucaristía, la institución del Orden Sacerdotal y el gran gesto de humildad del lavatorio de los pies.
Recordando un poco la Escritura, vemos que Jesús cumple como Judío con una ley que les obligaba a celebrar la Pascua por mandato de Yahveh (Ex 12,14). La forma de celebrarlo era mediante una cena similar a la que hicieron los Israelitas antes de su éxodo de Egipto (Ex 12,3-11), así que el día marcado, Jesús quiere celebrar con sus amigos esta Cena de Pascua (Lc 22,8-12) , la cual sería la ultima en esta vida terrenal, pero la primera para gloria de Dios, ya que en ésta, instituye los Sacramentos de la Eucaristía y del Orden Sacerdotal (Lc 22,19-20), pero como preámbulo de esto nos da un gran ejemplo de amor y humildad en el cual nos invita a imitarlo, por medio del "mandatum", momento en el cual, durante la Cena, Jesús lava los pies a sus discípulos (Jn 13,4-5).
Litúrgicamente hablando, esta misa es conocida como la misa de la Cena del Señor y NO como la misa del lavatorio, aunque dentro de ésta se recuerde este acontecimiento. La celebración de la misa se hace por la tarde a la hora más oportuna y procurando la participación de toda la comunidad local y de todos los sacerdotes y ministros si es que hubieren. Si el sacerdote ya participó por la mañana en la misa Crismal puede celebrar por la tarde, por razones pastorales. Esta misa no debe aplicarse por la intención de personas en particular.

La misa se divide en 4 partes:

· Ritos iniciales y liturgia de la palabra.

· Lavatorio de los pies.

· Liturgia eucarística.

· Trasladación del Santísimo Sacramento.

Debe tomarse muy en cuenta que al inicio de la celebración, el sagrario debe estar completamente vacío. De tal forma que, hay que consagrar suficientes formas para la comunión de este día y del siguiente (Viernes Santo).
Se canta el himno del gloria, mientras se tocan las campanas a vuelo. Terminando el canto, ni las campanas ni instrumento musical se vuelven a tocar, en señal de tristeza y dolor, hasta la Vigilia Pascual.
En la liturgia de la palabra, escucharemos la lectura del libro del Exodo en donde veremos cómo Dios habla con su pueblo y les da las indicaciones para preparar la Cena Pascual. El Salmo responsorial será tomado del Salmo 115 "Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava". Escucharemos también la Epístola de San Pablo a los Corintios en la cual nos recuerda la Institución de la Eucaristía y nos hace ver cuál es el alimento verdadero. Finalmente el Evangelio tomado de San Juan en el cual nos muestra Cristo su gran amor y humildad y nos invita a la confesión "el que no quiera lavarse no tendrá parte con El".
Después de la liturgia de la palabra se hará la homilía y después de esta, en un lugar apropiado, se dispondrán las personas designadas para que el Sacerdote, acompañado de sus ministros, lleve a cabo el lavatorio de los pies. Una vez terminado el lavatorio, omitiéndose el Credo, se continúa con la Liturgia Eucarística.
Debe notarse que al terminar de repartir la comunión, el copón se depositará sobre el altar y no en el Sagrario. De ahí, terminada la Oración después de la Comunión, el Sacerdote tomará al Santísimo con el paño de hombros y lo llevara en procesión hasta el "Monumento", previamente levantado en otro sitio distinto al altar, mientras se canta el Pange Lingua. Una vez llegando al "Monumento", se deposita en él al Santísimo en la urna y se inciensa, mientras se canta el Tantum ergo, al final de este se cerrará la urna y se recomienda un momento de oración. Al terminar, el Sacerdote regresará a la sacristía en absoluto silencio, NO hay bendición ni despedida.
Enseguida se desnuda el altar indicando así que desde ese momento, queda suspendido el Santo Sacrificio de la Misa, y se quitan las cruces y las imágenes de los santos, si algunas no se pueden quitar se recomienda que se cubran con un velo negro o morado.
Hay que tomar en cuenta que es muy importante en esta noche no dejar solo al Santísimo y destinar parte de nuestro tiempo para rezar y adorarlo con absoluta solemnidad.
(ver enlace de geocities)

Hermanos: Preparémonos para vivir este Triduo Pascual, presentándole nuestro corazón arrepentido a Dios y deseosos de culminar con El en la maravillosa Fiesta de la Pascua.



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