martes, 23 de junio de 2009

NOTICIA:Acoger y acompañar a nuevos movimientos eclesiales, pide Cardenal Cipriani

LIMA, 23 Jun. 09 / 04:25 pm (ACI)

El Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, alentó a los responsables y presidentes de Comisiones de Laicos, sacerdotes y delegados de movimientos de América Latina y el Caribe reunidos en esta capital, que acojan y acompañen a los nuevos movimientos eclesiales y las nuevas comunidades.

En su homilía celebrada en la Capilla de la Casa de Espiritualidad Santa Rosa, con la que se inició este martes el Encuentro de Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades de América Latina y el Caribe del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), que se desarrollará hasta el jueves 25 de junio, el Purpurado recordó que el Catecismo, las normas litúrgicas, la Palabra de Dios y el sacramento de la Reconciliación "son como las columnas de la doctrina y de la vida, que permitirán ayudar, orientar e impulsar todas las nuevas realidades o movimientos en la Iglesia".

"Por eso, a los pastores de estos tiempos la Iglesia nos pide que estudiemos con respeto y cariño esas novedades o iniciativas para poder sacar de ahí toda la maravilla de lo que el Espíritu Santo quiere; y, también para separar con fortaleza lo que tal vez es un entusiasmo pasajero que no nos inscribe en la Iglesia", dijo el Cardenal.

La nota de prensa del Arzobispado de Lima señala además que el Purpurado alertó que en ningún caso se debe tratar con superficialidad a estos nuevos movimientos, sino con la verdad. "Este es el gran servicio que el Papa Benedicto XVI nos está pidiendo a los pastores, el acoger sin temor, con aprecio y cariño todas estas realidades; y, al mismo tiempo, acompañarlas, bendecirlas y corregirlas", aseguró.

Llamados a la santidad

Al hablar luego del llamado universal a la santidad, el Cardenal subrayó que esta propuesta del Concilio Vaticano II es todavía una gran novedad, una revolución aún por hacer que debe ser realizada por los laicos; mientras que los pastores tienen el deber de formar en la doctrina social y moral así como en los sacramentos para impulsar la vida espiritual de los fieles.

"Los laicos deben conquistar en esas nuevas audiencias, sin sotana y solideo, con las armas de la cultura, del prestigio y de la personalidad, etc.; porque más que nunca América nos está pidiendo este desafío", manifestó.

"Vemos en esas situaciones tan dolorosas de algunos de nuestros países como el ataque es a la Jerarquía de la Iglesia; y, como tantas veces, los laicos no acaban de entender la responsabilidad de ciudadanos para ser sal y luz y defender los principios de su propia vida, familia y trabajo; y, están esperando al obispo", añadió.

En este encuentro participan más de veinte presidentes o responsables de las Conferencias Episcopales de Comisiones de Laicos, sacerdotes y delegados de movimientos de América Latina y el Caribe. Es organizado por el Departamento de Comunión Eclesial y Diálogo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

Tomado de:  http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=25859

miércoles, 10 de junio de 2009

NOTICIA: Entender las Escrituras supone un ejercicio de conversión, explica el Papa



VATICANO, 10 Jun. 09 / 09:42 am (ACI)

El Papa Benedicto XVI afirmó que una correcta interpretación de las Sagradas Escrituras supone el ejercicio de “cultivar una disponibilidad constante a la conversión”.
En la audiencia general de hoy miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre habló sobre Juan Escoto Eriúgena, "un destacado filósofo del Occidente cristiano", nacido en Irlanda en los inicios del 800 y fallecido alrededor del 870.
El Papa recordó las enseñanzas de Escoto, según las cuales la Escritura "fue dada por Dios para que el ser humano pudiera recordar todo lo que le había sido grabado en el corazón desde el momento de su creación "a imagen y semejanza de Dios" y que la caída original le había hecho olvidar. Gracias a la Escritura -escribe Escoto-, nuestra naturaleza racional puede ser introducida en los secretos de la auténtica y pura contemplación de Dios".
"La palabra de la Sagrada Escritura -añadió el pontífice- purifica nuestra razón un poco ciega y nos ayuda a volver al recuerdo de lo que nosotros, como imagen de Dios, llevamos en nuestro corazón herido por el pecado".
El Papa subrayó que de estas ideas "derivan algunas consecuencias hermenéuticas que pueden indicar también hoy el camino justo para una correcta interpretación de las Escrituras. Se trata de descubrir el sentido escondido en el texto sagrado y esto supone un ejercicio interior particular, gracias al cual la razón se abre el camino seguro a la verdad. Este ejercicio consiste en cultivar una disponibilidad constante a la conversión".
"El reconocimiento adorante y silencioso del Misterio divino es el único camino para una relación con la verdad, que sea la más íntima posible y la más escrupulosamente respetuosa de la alteridad", indicó.
El Santo Padre explicó que Escoto se estableció en la corte del rey francés Carlos el Calvo. "Tenía una cultura patrística, tanto griega como latina, de primera mano. Demostró una atención muy particular a San Máximo el Confesor y, sobre todo, a Dionisio el Areopagita, al que calificaba como el "autor divino" por excelencia y por eso sus escritos fueron una fuente eminente de su pensamiento. Tradujo sus obras al latín y grandes teólogos de la Edad Media como San Buenaventura las conocieron gracias a esa versión. Se dedicó toda su vida a profundizar y desarrollar su pensamiento".
"En realidad, el trabajo teológico de Juan Escoto no tuvo mucha suerte. No solo el final de la era carolingia hacía olvidar sus obras, sino también una censura de la autoridad eclesiástica ensombrecía su figura. En realidad, Escoto representa un platonismo radical que a veces parece acercarse a una visión panteísta, aunque si sus intenciones personales y subjetivas eran siempre ortodoxas", agregó.
Entre las obras del teólogo irlandés, continuó, "vale la pena recordar en particular el tratado "sobre la división de la naturaleza" y "las exposiciones sobre la jerarquía celeste de San Dionisio".
Benedicto XVI señaló que Escoto "desarrolla reflexiones teológicas y espirituales estimulantes, que podrían sugerir interesantes estudios también a los teólogos contemporáneos". En este sentido se refirió a sus escritos "sobre el deber de ejercer un discernimiento apropiado acerca de lo que se presenta como "auctoritas vera", o del compromiso de seguir buscando la verdad hasta alcanzar alguna experiencia en la adoración silenciosa de Dios".
Finalmente, destacó que "todo el pensamiento teológico de Juan Escoto es la demostración más clara del intento de expresar lo inefable de Dios, basándose únicamente en el misterio del Verbo hecho carne en Jesús de Nazaret".


martes, 9 de junio de 2009

Aspectos básicos de la Santísima Trinidad

261 El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Sólo Dios puede dárnoslo a conocer revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo.

262 La Encarnación del Hijo de Dios revela que Dios es el Padre eterno, y que el Hijo es consubstancial al Padre, es decir, que es en él y con él el mismo y único Dios.

263 La misión del Espíritu Santo, enviado por el Padre en nombre del Hijo (cf. Jn 14,26) y por el Hijo "de junto al Padre" (Jn 15,26), revela que él es con ellos el mismo Dios único. "Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria".

264 "El Espíritu Santo procede del Padre en cuanto fuente primera y, por el don eterno de este al Hijo, del Padre y del Hijo en comunión" (S. Agustín, Trin. 15,26,47).

265 Por la gracia del bautismo "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" somos llamados a participar en la vida de la Bienaventurada Trinidad, aquí abajo en la oscuridad de la fe y, después de la muerte, en la luz eterna (cf. Pablo VI, SPF 9).

266 "La fe católica es esta: que veneremos un Dios en la Trinidad y la Trinidad en la unidad, no confundiendo las personas, ni separando las substancias; una es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo; pero del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo una es la divinidad, igual la gloria, coeterna la majestad" (Symbolum "Quicumque").

267 Las personas divinas, inseparables en lo su ser, son también inseparables en su obrar. Pero en la única operación divina cada una manifiesta lo que le es propio en la Trinidad, sobre todo en las misiones divinas de la Encarnación del Hijo y del don del Espíritu Santo.
Tomado de: http://www.aciprensa.com/Catecismo/trinidad.htm